Con el criterio de favorecer el “interés del cónyuge más necesitado”, el Pleno de la Sala de lo Civil del alto tribunal asigna a un miembro de la pareja, en este caso la mujer, el piso, aunque ésta no viva con los hijos.
Durante 24 años de matrimonio, la mujer se dedico solamente a la familia, por lo que llegado el momento del divorcio, se valoró el hecho de que debido a esta dedicación tuviera menos posibilidades de encontrar trabajos y acceder al mercado laboral.
Al ser los hijos mayores de edad, el Supremo da más peso a la situación de la mujer, que a la opinión de los hijos (que preferían residir con el padre).